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Thursday, July 28, 2011

La mujer y los negocios

Muchas mujeres aspiramos a tener nuestro propio negocio. Hay diversas razones para esto: deseamos ser nuestro propio jefe, tener más control sobre nuestro tiempo y sobre las decisiones de la empresa en la que trabajamos, deseamos estar más tiempo con la familia, usar nuestros talentos y dones de una forma más efectiva... La lista podría continuar. Lo cierto es que en los últimos años se ha visto un gran crecimiento en el área de empresas familiares y negocios propios. Y las mujeres estamos aprovechando esta nueva tendencia. ¿Qué aspectos o requisitos mínimos debe considerar una mujer cristiana al establecer un negocio? 

Debemos recordar en todo momento que muchas personas nos observan (a los cristianos), tratando de ver si realmente somos diferentes o no. Esto es muy cierto en todas las áreas de nuestra vida, pero se agudiza aún más en el área de los negocios. La Biblia dice que debemos dejar que nuestra luz alumbre a los demás, y una forma muy clara de mostrar la luz de Cristo es la forma en que administramos nuestras finanzas y nuestros negocios. Por eso debemos: 

 Buscar que Dios sea glorificado en y a través de nuestro negocio. Para esto necesitamos establecer unas reglas éticas claras en áreas como la forma en que negociamos nuestros contratos y compras, las condiciones de pago de materiales, la publicidad de nuestro negocio, etc. Si eres una mala pagadora, y no cumples con lo que dice tu contrato, entregas los pedidos tarde y ni siquiera te disculpas, no estás obrando de forma que Dios pueda glorificarse en tu negocio. 
 Trata de no asumir deudas innecesarias. Al principio de un negocio muchas personas se emocionan tanto que comienzan a hacer compras compulsivas a diestra y siniestra desde papel y bolígrafos hasta muebles de oficina. Trata de establecer un presupuesto y mantente dentro de tus posibilidades económicas. No pidas prestado lo que no podrás pagar y no compres más material que el que necesitas para cada proyecto. 
 Sé un ejemplo para otras personas. Que te conozcan como la que más se esfuerza, la más honrada, y la más justa. ¡Que tu vida anime e inspire a otras personas! 
 Recuerda que todo lo bueno en la vida es un regalo de Dios. (Santiago 1:17) Agradece a Dios por Su ayuda, reconócelo en cada paso, y da de tus ganancias para el establecimiento de Su reino. 
 Provee un servicio o producto de calidad. Aunque no veas mucho fruto al principio, mantén tus principios de excelencia y esfuérzate por ofrecer el mejor servicio que te sea posible. Según vas adquiriendo más clientes, haz que cada uno vea tu esfuerzo y deseo de proveer lo mejor. 
 Paga a tiempo a tus proveedores. Si necesitas un plan de pagos, háblalo con ellos antes de que se cumplan los plazos y establece un plan que sea justo para todos, un plan que te permita continuar creciendo el negocio. 

Todas tenemos grandes sueños. Debemos entregar a Dios esos sueños y pedirle que nos dirija y ayude. Y sobre todo, mientras trabajamos por hacer realidad esos sueños, no olvidemos que lo más importante es que Dios sea glorificado.

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